Geoingeniería, Contaminación y Gestión de Desastres durante la Gota Fría de Valencia en 2024

La gota fría de Valencia en 2024 fue una catástrofe agravada por la probable intervención de geoingeniería a través de la dispersión de sustancias desde aviones, lo cual podría haber manipulado el clima, afectando negativamente el suelo, el agua y la salud pública. La apertura de presas, gestionada de manera irresponsable por el gobierno, contribuyó a la devastación, resultando en más de 200 muertes. Este evento revela una alarmante combinación de negligencia gubernamental y posibles prácticas de control climático no reveladas, exigiendo transparencia y una revisión urgente de las políticas de gestión de desastres y medioambientales.

Justicia para Valencia, justicia para los fallecidos y sus familias.

Impacto de la Geoingeniería, destruccion de presas y embalses y Contaminación Aérea:

Manipulación Climática: Aunque la ciencia oficial puede negar o limitar la evidencia de geoingeniería a gran escala, las prácticas de dispersión de sustancias químicas y metales a través de aviones (comúnmente referidas como "chemtrails" en círculos críticos) son ampliamente discutidas. Se argumenta que estas emisiones, supuestamente para controlar el clima, modifican la reflectividad atmosférica, afectan los patrones de precipitación y alteran el ciclo del agua. La gota fría en Valencia podría ser vista como un efecto colateral de estas acciones, aunque no se pueda "probar" científicamente debido a la opacidad y a la falta de transparencia en estos programas.

Contaminación y Salud Pública: La dispersión de metales pesados y otras sustancias en la atmósfera no solo tiene el potencial de influir en el clima sino que también contamina el agua y el suelo. Esto tiene consecuencias devastadoras para la agricultura, ya que altera el pH del suelo, haciéndolo menos adecuado para el cultivo, y afecta directamente la salud pública, obligando a la población a inhalar estos productos tóxicos. El resultado es un impacto en la salud humana que va desde problemas respiratorios hasta enfermedades relacionadas con la exposición a metales pesados.

Gestión Hidráulica y Desastre:

Apertura de Presas: Durante la catástrofe, se confirmó la apertura de presas como el Embalse de Forata, entre otras, para controlar el flujo de agua. Sin embargo, estas acciones se llevaron a cabo de manera precipitada y sin la debida alerta a la población, lo cual aumentó el nivel y la fuerza del agua, contribuyendo a la pérdida de vidas. La falta de coordinación y la comunicación deficiente entre las autoridades hidráulicas y los servicios de emergencia fueron criminales en su ineficacia, abandonando a la ciudadanía a su suerte.

Pérdida de Vidas Humanas: El desastre cobró más de 200 vidas, un número que podría haber sido menor con una gestión adecuada. La ineficacia gubernamental, la posible manipulación climática y la contaminación atmosférica se combinaron para crear una tragedia que no solo fue un accidente natural, sino también un producto de la negligencia y de políticas que anteponen intereses oscuros sobre la seguridad y la vida humana.

Análisis Crítico:

Responsabilidad Gubernamental: Tanto el gobierno central como el autonómico de Valencia fallaron en su deber de proteger a sus ciudadanos, ya sea por no prevenir o mitigar los efectos de la geoingeniería o por no gestionar adecuadamente las infraestructuras hidráulicas. La apertura de presas sin adecuada comunicación y la potencial manipulación del clima a través de dispersión aérea de sustancias son actos que, en el contexto de esta tragedia, podrían ser considerados como negligencia criminal.

Impacto a Largo Plazo: Más allá de las vidas perdidas, la contaminación y la modificación del clima a gran escala tienen consecuencias que afectarán a generaciones futuras. La fertilidad de los suelos, la calidad del agua y la salud pública están en juego, cuestionando la moralidad y la ética de tales prácticas.

Exigencia de Transparencia y Responsabilidad: La comunidad valenciana y la sociedad española en general deben exigir transparencia en cuanto a las prácticas de geoingeniería, investigaciones independientes sobre la contaminación aérea y una reforma radical en la gestión de desastres para evitar futuras catástrofes de esta magnitud.

Esto no solo señala las fallas administrativas y técnicas sino también las potenciales prácticas de manipulación ambiental que contribuyen a desastres de esta escala, con un costo humano inaceptable.